Hacia una arquitectura saludable que nos proteja del clima (Tribuna LA RAZON)
La reciente DANA ha vuelto a poner de manifiesto la vulnerabilidad de nuestras ciudades frente a fenómenos climáticos extremos y la urgencia de avanzar hacia un modelo urbano más resiliente, seguro y saludable. En este contexto, Rita Gasalla, presidenta del Observatorio de Arquitectura Saludable (OAS), y Sigfrido Herráez, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), subrayan en esta tribuna de LA RAZON la necesidad de situar la salud y el bienestar de las personas en el centro del diseño arquitectónico y urbano.
Ambos coinciden en que la arquitectura debe desempeñar un papel clave frente a los efectos del cambio climático, apostando por soluciones que reduzcan la vulnerabilidad de edificios y ciudades. La creciente frecuencia de fenómenos extremos pone de relieve la urgencia de repensar la forma en que planificamos y construimos nuestros entornos, especialmente en un país donde una parte significativa del parque edificado presenta carencias estructurales y energéticas.
Desde el Observatorio de Arquitectura Saludable se insiste en que la arquitectura no puede limitarse a responder a criterios estéticos o funcionales, sino que debe integrar la salud, el confort y la seguridad como ejes fundamentales. La rehabilitación del parque existente, el uso de materiales adecuados, la mejora del comportamiento térmico de los edificios y la incorporación de soluciones basadas en la naturaleza son elementos clave para reducir riesgos y mejorar la calidad de vida.
Asimismo, los firmantes destacan la importancia de aplicar de manera efectiva los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación y de reforzar la planificación urbana para evitar la ocupación de zonas vulnerables. En este sentido, la colaboración entre administraciones públicas, profesionales del sector y ciudadanía resulta imprescindible para avanzar hacia ciudades más resilientes.
Tal y como subrayan Rita Gasalla y Sigfrido Herráez, “la adaptación al cambio climático no es una opción, sino una responsabilidad colectiva”. Apostar por una arquitectura saludable significa proteger a las personas, fortalecer la cohesión social y garantizar un futuro más seguro y sostenible para las próximas generaciones.