La vida es un privilegio y preservarla es un desafío. Los tiempos recientes han puesto en evidencia que somos vulnerables a enfermedades contagiosas y desconocidas, a riesgos ambientales y a profundas problemáticas sociales.

Esa realidad, múltiple y compleja, exige una actitud abierta ante el conocimiento y sensible en el análisis. Precisa conversaciones desde distintas disciplinas. Una de ellas es la arquitectura.

Nuestras dinámicas individuales y colectivas transcurren mayoritariamente en espacios cerrados: cada oficina, vivienda, centro educativo o recinto en los que pasamos de media entre un 80% y 90% de nuestra vida, impactan en nuestra salud y bienestar.

Aun así, los paradigmas que orientan la industria y la sociedad en general omiten la capacidad enfermante de los edificios y los efectos que estos tienen por generaciones. Se trata de una conversación necesaria y urgente, ahora que nuestra realidad se redibuja a raíz de la reciente pandemia, y se plantea la necesidad de garantizar el funcionamiento  económico y social sin poner en riesgo la salud.

Todos esos elementos respaldan el surgimiento de un nuevo paradigma denominado Arquitectura Saludable. Una transformación que se forja de la mano de aquellos que creen que los espacios de calidad deben ser un manifiesto humanista y un epítome de esa conciencia universal a la que invita nuestra época.

Académicos, médicos, ingenieros, arquitectos y empresarios son parte de ese movimiento que defiende que nuestros edificios y ciudades son una expresión de lo que queremos como sociedad, y por ello, se han propuesto plantear una reflexión fundada, equilibrada y documentada que aporta elementos de decisión a las instituciones.

Para incorporar la salud como un tema prioritario en el discurso cotidiano de la industria; impulsar más y mejores modelos que fomenten el diseño e implantación de criterios pensados para el bienestar del ser humano; hacer de nuestros edificios lugares más inclusivos, sostenibles y seguros; mejorar la salud física y emocional de las personas; plantear nuevos modelos urbanos más allá de la eficiencia y la automatización; y crear una conciencia que perdure hacia el futuro en la sociedad, empresas e instituciones, nace dentro del marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y como un bastión del liderazgo cívico y vocación científica, el Observatorio de Arquitectura Saludable.

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